En medio de las calles agitadas y autopistas ruidosas que cruzan el vecind
ario de Silver Lake, en Los Ángeles, se asienta una apacible, fresca y exuberante huerta de flores, frutos y verduras.
Escondida en una calle cerrada, la tranquila huerta Silver Lake Farms cumple cabalmente con los preceptos más exigentes de la jardinería orgánica.
El vergel es ahora la cara opuesta de lo que encontró su actual dueña, Tara Kolla, hace más de cinco años, cuando ella y su esposo compraron la propiedad. Las hierbas y el pasto secos han sido reemplazados por los brillantes colores de diversas flores orgánicas.
Abundan variedades de flores (como sweet peas), así como geranios y ranúnculos, que se alternan en brillantes hileras que brillan sobre el verde de sus espigados tallos y la espesa capa orgánica que retiene la humedad del suelo (mulch).
Con el uso de técnicas naturales y sin haber utilizado nunca sustancias químicas, Kolla ha encontrado un modus vivendi saludable, ecológico y gratificante en su propia casa.
"Siempre me han gustado los retos", afirma la empresaria ecológica, quien personalmente y sin ayuda alguna opera la huerta y los fines de semana vende sus bellas flores orgánicas en mercados al aire libre.
"Jamás he comprado ningún fertilizante o pesticida para mis flores, hierbas aromáticas y árboles frutales. Cuando digo que mis flores son frescas, es porque las corto el mismo día que las vendo, y cuando digo que son locales, es porque sólo las promuevo en los mercados al aire libre que están a menos de cinco millas de distancia de mi casa".
ario de Silver Lake, en Los Ángeles, se asienta una apacible, fresca y exuberante huerta de flores, frutos y verduras.Escondida en una calle cerrada, la tranquila huerta Silver Lake Farms cumple cabalmente con los preceptos más exigentes de la jardinería orgánica.
El vergel es ahora la cara opuesta de lo que encontró su actual dueña, Tara Kolla, hace más de cinco años, cuando ella y su esposo compraron la propiedad. Las hierbas y el pasto secos han sido reemplazados por los brillantes colores de diversas flores orgánicas.
Abundan variedades de flores (como sweet peas), así como geranios y ranúnculos, que se alternan en brillantes hileras que brillan sobre el verde de sus espigados tallos y la espesa capa orgánica que retiene la humedad del suelo (mulch).
Con el uso de técnicas naturales y sin haber utilizado nunca sustancias químicas, Kolla ha encontrado un modus vivendi saludable, ecológico y gratificante en su propia casa.
"Siempre me han gustado los retos", afirma la empresaria ecológica, quien personalmente y sin ayuda alguna opera la huerta y los fines de semana vende sus bellas flores orgánicas en mercados al aire libre.
"Jamás he comprado ningún fertilizante o pesticida para mis flores, hierbas aromáticas y árboles frutales. Cuando digo que mis flores son frescas, es porque las corto el mismo día que las vendo, y cuando digo que son locales, es porque sólo las promuevo en los mercados al aire libre que están a menos de cinco millas de distancia de mi casa".
"El artículo de una revista hizo que me ‘enamorara’ de las sweet peas y desde entonces estuvo presente en mí la idea de crear una huerta", explica Kolla, quien decidió dar un giro a su experiencia profesional en teoría de la información e idiomas para estudiar horticultura y paisajismo.Cuando Kolla vio por primera vez el jardín de su actual propiedad decidió que quería aprovechar esa tierra bajo los principios del cultivo orgánico.
"Opté por evitar un jardín cubierto de pasto que sólo consume grandes cantidades de agua y no produce nada", indica la angelina de nacimiento y de ascendencia hindú, que ha radicado en diversos lugares de Europa y de este país. "Me propuse poner a trabajar este jardín para mí y así lo he hecho. Además, quiero que otras personas aprendan el cultivo orgánico y para eso contamos con talleres abiertos al público".
Este artículo fue escrito por Lourdes López y fue tomado del sitio web: http://www.laopinion.com/tucasa/?rkey=00000000000003528140
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